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lunes, 25 de abril de 2011

El tiempo que se va

Unas vacaciones de Semana Santa más que se van, entre horas de traducción en el sofá y amigos que se tienen que sincronizar. Pero sin pensármelo dos veces, la mejor parte ha sido la del yogurlado con fresas y chocolate contigo, los dulces, la playa, los helados de café, frutas y otra vez chocolate. Ese trozo de nube escondido entre miles de sabores, ese cielo oscuro que apenas dejaba pasar los rayos de sol que desprendían tus ojos. Esa nostalgia y esas conversaciones entre los bares de la ciudad y tu coche, en la noche y con esa brisa cálida. Sin pensar, atraparía el tiempo y tu tren que se va entre tantas olas, horas y espuma, para vivirlo todo de tu mano una y otra vez, en un eterno presente. Pero pensando un poco, y mientras espero otro día que aún no ha llegado, siento tu mano en mi muslo y el aire fresco pero caliente del sur por mi pelo. Siento ese tiempo que se va pero que vuelve a llegar a toda velocidad. Sufro esas traducciones de economía que contabilizan mi tiempo. Siento que estás ahí pero no me puedo tomar ese yogurlado maldito. La hora ha pasado y la distancia era demasiada. Pero aún así, las horas de viaje siempre son muchas y el destino próximo.

miércoles, 20 de abril de 2011

Mejor aún

Es verdad hace tiempo que no tenemos ninguna fotografía, tenemos cámaras pero no las usamos. No somos feos. No vamos a romper nada. Pero para qué capturar sólo (y no soltanto) lo visual, lo que está a la vista, si vale mucho más un recuerdo hecho de sensaciones, de caricias, garras, olores y fragancias, de sabores, de miradas cómplices y otras hambrientas. Y mentira, no vale mucho más, lo vale todo. Sentir en la piel y el alma lo que sólo se puede ver vale demasiado; vale tanto como para dejarse invadir y escapar del presente.
Mejor un recuerdo vivo que una fotografía borrosa o descolorida con el tiempo. Mejor un recuerdo que no muere, que simplemente se olvida y que solo basta recordar.

Mejor con las olas del mar.

lunes, 18 de abril de 2011

Mujeres

¿Por qué hablar de la mujer si no soy ni machista ni feminista y tampoco es el día de la mujer? Pues porque se me ha ocurrido que sería curioso verse desde fuera de una misma. Igual te puedes definir alegre, sexy, inteligente o independiente... Y sin embargo, en días como hoy, si hiciéramos miles de fotos de una mujer como yo, muchos quedarían algo sorprendidos. Miles de estados de ánimo que pasan según avanza el tiempo con los números del reloj de la pantalla, haciéndote sentir fuerte, débil, impotente y todopoderosa de un momento a otro e incluso a la vez; altibajos que no se desean pero que invaden el tiempo de trabajo, el tiempo libre y el buen tiempo que tendrá que esperar aún más. Y viéndome a mí misma, así, simplemente humana y para nada compleja a mi entender, entiendo el gran concepto que tienen los hombres de nosotras. Ellos dicen no entendernos a veces. Incluso lo asumen. De hecho, alguno se queda con nosotras, ahí, sin palabras, con silencios que sientan bien, simple y llanamente porque es así y no tiene más importancia. O quizás sí. ¿Por qué serles entonces exigentes a ellos si nosotras tampoco nos entendemos?

Conclusión: Punto a vuestro favor. Lo admito. No hay quien nos entienda.