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lunes, 23 de julio de 2012

Volcanoes melt me down

I kissed your mouth, your back
Is that all you need?
Don't drag my love around 
Volcanoes melt me down



Volcano - Damien Rice




domingo, 22 de julio de 2012

Leemos

"...a veces leemos porque hemos abandonado otras cosas".

Que se levanten los muertos de Fred Vargas

jueves, 19 de julio de 2012

Comme un poisson dans l'eau

Eira se estremeció. Su cuerpo inundado en un sudor frío tembló en medio de la noche. Se levantó asustada. No sabía qué podría haber sido pero se temía lo peor. Posó los pies descalzos uno delante del otro, y desnuda se acercó hacia la mesa en la que seguía el dossier. Su pelo rojizo caía lacio por su espalda, ya se estaba oscureciendo. De lejos todo parecía seguir en orden, como apenas unas horas antes. No había recibido ninguna notificación de la fundación ni ningún otro tipo de señal hasta este mal despertar. Algo le producía un pánico inquietante.

Cuando llegó a la mesa, en el lugar exacto en el que unas horas antes había redactado las últimas líneas de la jornada anterior, se encontraban los restos milimétricos de lo que era una misión. Sabía lo que significaba pero no lo quería entender. Era imposible, los pasos a seguir no eran tan complejos, consistían en un pequeño rompecabezas que había diseñado ella para su compañero, lo habría acertado seguro. Luchar, eso también lo habría logrado hacer, era demasiado fuerte y opaco como para dejarle entrever a su oponente el mínimo destello de debilidad. ¿Habría dudado quizás? No, aunque si hubiese sucedido, no lo habría mostrado. Podía llegar a ser infranqueable. Dave podía bloquear esferas de su mente mientras otras seguían activas con tal de ocultarse. Eira lo sabía. Había aprendido a leerlas. Incluso empezaba a aprender a activarlas y desactivarlas. 

Pero algo había ido mal, un dossier no se desintegra. Una misión, no la abortan sin más los de arriba. ¿Por qué acabar con todo? Habían seguido las órdenes, habían mantenido las conexiones en el mejor estado. "¿Por qué?", se preguntaba una y otra vez mientras sus ojos buscaban en la pared... un indicio, algo. No había nada, nada se había movido, ni el más mínimo centímetro de ladrillo rojo. Cogió el vaso de agua de la estantería pero se vio obligada a dejarlo más abajo encima de la mesa. Se estaba asfixiando. Abrió de par en par las persianas y salió al balcón en busca de más aire. Poco a poco volvía a respirar pero el dolor seguía allí, no se disipaba, era desgarrador.

Sí, lo sabía. Lo había visto en otros. Se lo habían dicho también pero nunca había querido admitir que le acabaría pasando a ella. Una vez sucedía, sólo le quedaría la esperanza de volver a verle en cuerpo, su alma, como ella prefería llamarlo, se habría borrado para siempre. No quedarían aquellas fotos, memorias y contraseñas. De todo, sólo quedaba ella.

Incluso en aquel recipiente transparente, aunque inerte, aquel cuerpo de colores navegaba a la deriva entre el fondo y la superficie. El color anaranjado de sus escamas perdía brillo y sus aletas se empezaban a deshacer en aquellas aguas mientras dejaba de existir. Él tampoco había podido esperar a que ella volviera.


sábado, 14 de julio de 2012

Son las 3.30 de la mañana

Son las 3.30 de la mañana. Las calles de Murcia son más agradables a esas horas. El calor asfixiante del verano deja paso a una suave brisa, sin demasiado ruido. A la salida del bar, dejamos atrás el rock&roll, aquel loco que quería unir los puntos de mi camiseta, y nos despedimos. Los abrazos se disparan, uno se va por la calle de la izquierda, vosotros tres por la que yo dejo atrás y me voy en la dirección que queda.
Volver sola a casa, hacía tiempo que no me dejaban hacerlo bajo ningún concepto, y menos a esas horas. Tanta protección produce un poco de miedo, uno infundado que apetece vencer aunque siempre quede la incertidumbre de "y si me pasara algo". La vuelta de esta noche no es la habitual, pero el hecho es que me sé este camino de memoria. Se podría decir que le tengo cariño. Es tranquilo. A veces incluso pienso en cuánto me gustaría recorrerlo a diario. Tiene muchas avenidas que cruzar y hay que seguir los raíles del tranvía que duerme. Es un poco oscuro también pero Murcia nunca llega a tener una noche muy oscura. Algunos dicen que la noche es naranja por aquí; por eso me paro a mirar el cielo, me doy la vuelta para ver con más claridad lo grande que es esta última avenida, miro los coches que pasan mientras sigo adelante. Algunos desde dentro miran como pensando  "uhm una chica caminando sola...", pero yo sigo caminando sin prisa aunque sin detenerme demasiado. 


miércoles, 11 de julio de 2012

De un tiempo a esta parte

De un tiempo a esta parte, se han ido sucediendo los días en los que cada nueva mañana es más efímera que la anterior. Miles de preguntas, dudas, incertidumbres rondan mi cabeza para ordenarse a voluntad de los acontecimientos siempre más inesperados que previstos o incluso deseados. Algunos lo llaman suerte, otros destino. Unos me llaman joya, amor o tesoro, otros se refieren a mí con su famosa generación perdida o lo que es peor, un simple pronombre destinado al olvido.

Por un segundo soy un mundo y al siguiente nada para nadie, podría incluso morir entre dos coches, aplastada entre tanta chatarra y luces rotas, así de repente, en una calle de esta ciudad. Por unas horas salvo a los demás hasta que las manecillas giran, todos han sobrevivido en su lado del planeta y yo sigo muriendo en la noche mientras me voy asfixiando delante de ese gato de ojos azules tan bonito que no me deja de mirar y que se me sigue acercando. Así pasan los minutos hasta que la puerta se abre y por fin huimos todos los que creo que son de mi condición. La música nos salvará por esta noche, una llena de alegrías, sonrisas, palabras amables, guiños, letras de canciones y bailes de un pasado que es presente. Sí, una noche mejor, una en la que podríamos encontrar nuestro último suspiro o nuestra primera bocanada de aire fresco.

La noche se difumina y gana claridad, más horas pasan y otro despertar, otro borrón y cuenta nueva. Abro los ojos y hay otra línea que trazar, una nueva vida cruzada con otras tantas. Quizás en ella no haya nada rosa, ni redondo, quizás tampoco sea todo liso y cuadrado. Quién sabe, quizás la línea de ayer se haya vuelto a torcer y necesite seguir trazándola en alguna dirección. Lo que si sé es que tendré que seguir usando esa goma tan "cool" para rectificar ese ejercicio mal hecho y dejar sitio para algunas letras más. Se aprende, se corrigen errores, acaban formándose las palabras, y los neologismos se personifican a la vez que irán cogiendo nuevos significados y dando significantes distintos. Eso lo sé de sobra.

La verdad es que no es nada fácil seguir escribiendo cuando ya nada tiene coherencia, cuando el esfuerzo de ayer con vistas a recompensas futuras se ha esfumado y sólo queda la nada. Cuando el premio se convierte en un náufrago y la balsa de la medusa se hunde en el fondo del mar, no queda entonces más que volver a aunar esfuerzos para mover uno a uno los músculos y volver a la superficie para secarse al sol. El folio seguirá inservible, sí, todo emborronado, pero seguirá habiendo pantalla suficiente con hojas interminables que rellenar. Yo iré a mi ritmo, intentaré cuidar mi letra y cambiar de marcha en función de lo que me pida el motor. A decir verdad, tengo buen oído. Ya se está acostumbrando, sólo me queda pisar el acelerador y hacer un poco de ruta en busca de recompensas diarias. Seguro que por el camino daré con tesoros escondidos. De hecho, entre tanto infortunio, algo de suerte tendré que tener porque alguno ya he encontrado. 



viernes, 6 de julio de 2012

Última misión: 4/07

Abrió los ojos. «Tengo que hacerlo y ponerle fin», se dijo a sí mismo. Salió por la puerta, esperó al ascensor destartalado que  le esperaba en medio del pasillo. Abrió la puerta para pasar al interior de un caja. Todo el interior estaba cubierto de tablas de madera. Apenas había luz. Le habría gustado echar un último vistazo a su aspecto pero sólo vio madera a su alrededor. Ninguna manera de saber que le podría parecer a ella. Sólo habían dejado un agujero rectangular del tamaño exacto de los botones indicadores de las distintas plantas de aquel edificio facilitado por a saber quién en nombre de la Fundación. Esto no le daba ninguna seguridad. «Podría morir aquí mismo, podría morir calcinado» pensó. La caja del ascenso le recordaba a un ataúd. «¡Qué mal presagio!» se dijo a sí mismo.

Por fin llego a la calle, y aunque fuera de noche, sentía como si se estuviera asfixiando. Ninguna excusa podía valer... tenía que seguir. Sus pasos le llevaron hasta una de las avenidas que llevaban a los circuitos de salida de la ciudad. Allí se encontraba al principio de la calle Argos. No había nadie más. Ni un alma. Eso le helaba la sangre. Esperó a que las agujas ocuparan el lugar indicado en la esfera atada a su muñeca. Una vez llegaron a su lugar, seguía sin aparecer ninguna agente. Solía ser Eira o alguna de las parejas que le asignaban en su ausencia. Sin embargo, hoy no había nada ni nadie.

Avanzó unos pasos, hasta llegar a un portal acristalado. Introdujo el código grabado la noche anterior en algún rincón de su cerebro, la puerta le cedió paso y siguió adelante con paso firme. Al final de aquella planta tenía que introducir unas coordenadas y descender hasta la sala de pruebas. Siguió las pautas pero al llegar a su destino no quedaba nada, solo vacío: media docena de pantallas apagadas, sistemas informáticos formateados, cableado colgando por aquí y allá, una pecera sin peces... y aquel botón de emergencia.

Era inevitable, había seguido hasta el final, había luchado por un poco de paz, pero seguía habiendo perdido una de tantas otras batallas. Y ya no quedaba más que aceptarlo: lo había perdido todo. Su misión había terminado. Dave ya había empezado a desaparecer tras marcar aquel primer código y ver su silueta transparente borrarse con aquella puerta de cristal.




Informe emitido el 4 de julio desde el laboratorio 2.WS8 a las 3.58 horas:
Agente núm.: 02NA4ZFX
Estado: desactivado
Memoria: registrada
Mantenimiento de la memoria hasta: sin determinar
Memoria interna: registrada
Mantenimiento de la memoria interna: 6 horas
Última misión: 4/07 Estado: --
Próxima actualización en: 4 horas





lunes, 2 de julio de 2012

Un poco de aire fresco

Aquí también hay un poco de aire fresco aunque a menudo lo busquemos en otra parte.