http://lady-sai.blogspot.com/search/label/Lost%20in%20translation

lunes, 30 de mayo de 2011

Encargos y lentejas

Encargos y lentejas

O lentejas y encargos. O también traducciones, lentejas y revisiones... Porque si abres el bote de lentejas, al final sabes que vas a comer lentejas casi a diario.

Pues sí, al igual que en la vida, no nos gustan ciertas cosas que al final nos tomamos bien. Y es que por muy raro que parezca, me han acabado gustando las lentejas. De la peor forma que uno podría imaginar: en ensalada. Sí, frías y fastidiando mis ricas ensaladas. Es verdad, no superan mi ensaladas de canónigos, tomate, queso de cabra y pasas... pero se pueden comer y con ganas. Vamos, que no son repugnantes y hasta apetecibles.

Lo mismo sucede con los encargos, tienes que utilizar Windows en lugar de tu querido Linux, y programas de traducción por ordenador como SDL Trados... que no te gustan, lo entorpecen todo o casi, y van a paso de tortuga, o como si intentaras mover un muro de cemento pero con el ratón. Entonces, al final, después de más de 2000 palabras traducidas y otras tantas revisadas, como que ya no te molesta: ya te has hecho a la idea. En fin, no es que te gusten, pero por lo menos has dejado de odiarlas, las lentejas claro, ¿o los encargos?

Lo triste es que al final acabas aceptando y adaptándote a lo que en un principio rechazabas. Te haces usar lo que te es perjudicial cuando por otro lado tienes todo lo mejor. Entonces me pregunto, ¿me habrán comido la cabeza? ¿Acaso he perdido el poder de mi voluntad de elegir entre lo que me conviene y lo que no, optando por lo segundo? Esto es absurdo... igual sólo abré recapacitado un poco. Aunque y sí... y sí lo que duele y das asco al final se acaba aceptando. ¿Y si al final, bien que mal, acabo pensando que por lo menos las lentejas sí que son sanas?

viernes, 27 de mayo de 2011

Les indignés

No hay palabras, sino sólo angustia. Es lo que siento cada vez que vuelvo a ver lo que ha pasado hoy en Barcelona, ciudad de mi país, España, en la que no se tendría que apalear o maltratar a la gente sin razón. Y es que simplemente eran manifestantes pacíficos como tú y como yo. De hecho, en mi país, en teoría tampoco se permite que un ser humano apalee a un perro. Así que ¿por qué sí que se ordena apalear a una persona?

No os voy a copiar la entrada de mi informador, pero sí que podéis leerle o ver las imágenes (quien sea valiente y tenga estómago para ello) aquí.

El desayuno

Algo bueno del taller de comunicación oral para el TFM... El ejercicio consistía "símplemente" en leerlo, de pié delante de los compañeros, y entonando. Pero, aunque te toque otro poema, es imposible que no te marque éste, el que resume tus fines de semana mientras lo estás pasando tan mal en el taller.

Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».

Luis Alberto de Cuenca

sábado, 21 de mayo de 2011

Grandes cambios

¡Qué los españoles nos estamos manifestando! ¿Es eso normal? Qué se movilicen jóvenes, padres y ancianos, con o sin trabajo, para apoyar la causa. Pero y qué gran causa: se dice no a lo políticos corruptos, no al derroche de dinero en gente que no trabaje, no a que se nos prohiba expresarnos, no al paro, no a un futuro oscuro, no a una democracia de mentira; pero sí a una democracia real, una con jefes de gobiernos y representantes que nos representen de verdad, que nos escuchen, que se preocupen por el pueblo, un pueblo ansioso por conseguir un empleo, vivir en su país y no tener que buscar tan lejos como para dejarlo todo atrás; un pueblo formado y de sobra, competente y civilizado que solo pide que se cumplan sus derechos y no se rían en su cara; en definitiva, un pueblo de iguales unidos.

Que en pleno período de investigación para algunos, prácticas o exámenes para otros, llenemos las plazas españolas, que le plantemos cara a los políticos, es algo que hubiésemos tenido que hacer mucho tiempo atrás. Porque no es normal que llevemos cuatro años de crisis con el miedo al qué habrá después de la universidad, dónde estaré, qué tendré... o al ¿qué será de mí después? Porque no es normal que los jóvenes tuviéramos miedo. Porque tenemos que ser los valientes y que nos apoyen. Porque tenemos que poder elegir construir nuestro futuro con nuestras manos y en nuestro país, donde sea que queramos hacerlo. Y es que estamos en pleno 2011, en el futuro y parece que más que progresa, regresamos no al futuro, sino al pasado.

Pero yo, aunque me movilice, diría que sigo con el miedo en el cuerpo, porque ¿de verdad nos escucharán los sinvergüenzas de allí arriba? ¿De verdad harán algo por nosotros? ¿Conseguiré un trabajo después de tantísima formación? ¿Conseguiré vivir en dónde yo quiera? ¿O acaso tendré que huir de todo lo querido de España para poder vivir?



(Sí, muchos puntos suspensivos, porque no creo que nadie me pueda quitar ese miedo por muchos grandes cambios que pidamos ahora...)


miércoles, 18 de mayo de 2011

Cosas de la noche

De noche, el ritmo cambia, la vida parece distinta... como a cámara lenta. Hay mucha gente que traduce. También hay gente que pasea, como nosotros, con las palmas juntas y los ojos bien abiertos, al acecho de cualquier aleteo. Hay quien escucha música, quién la compone, quien reproduce lo que vive o se reproduce. La noche es saber que nadie te escucha, nadie te vigila: simplemente mandas tú. Amas.
Un perfume.
Caricias en el pelo.
Un estremecimiento.
La carretera está vacía y puedes trazar tu camino, esbozar metas que igual se vendrán abajo con el día que inevitablemente llega a casi la misma hora, mañana. Pero soñar despierto cuando no se pueden recordar los sueños al despertar, también está bien. Además, si es con unos cereales con chocolate a media noche, ya lo tiene todo.


lunes, 16 de mayo de 2011

¿!Cómo va el mundo¡?

De vez en cuando me viene a la cabeza esa pregunta que acaba en exclamación. Si es que vivimos a 100 por hora, mirando por nosotros y los nuestros y luchando (como podemos) por nuestros propios intereses. Es algo inevitable, aunque muy triste. Pero es humano, en el sentido de que luchamos. Pero totalmente inhumano en cuanto a los avances, la tecnología, la pasta que deberíamos tener y no vemos, y que desafortunamente no podemos destinar a países subdesarrollos porque precisamente muchas familias no llegan a fin de mes, aquí! en España, EUROPA!

Lo sé, no es muy propio de mí soltar, en mi mundo feliz, quejas “anti-sistema” como lo designan algunos “políticos”. Y sí, el sistema está mal, sino toda esta gente, todos estos españoles, como tantos otros ciudadanos europeos en sus respectivos países, no se habrían manifestado ayer, 15 de mayo, en contra de la corrupción, el bi-partidismo y demás catástrofes socio-económicas de nuestro país. Y sí, lo digo de verdad, he dicho nuestro porque soy española de rebote, a medias como digo siempre, pero una ciudadana más, indignada por el poder que tendríamos que tener en una democracia, pero que no tenemos. Claro, no lo tenemos porque lo tienen unos pocos que nos representan a falta de gente más cualificada, porque ya no vale el trabajo duro y recompensado, porque lo único que cuenta es que el señor “x” o la Señora “y” te hayan enchufado un poquico... Así que innovación = 0, apuestas para el futuro = 0, dinamismo y juventud = 0, en definitiva: modernidad y soluciones = 0.

Y esto es muy triste, queridos... porque sigue habiendo quienes creen, como yo, que con esfuerzo y tesón se consigue todo aunque a veces la injusticia nos pise, y demasiadas veces quizás. Sigue habiendo, eso seguro, gente que se lo quiera currar, porque ya nos han hecho ver a los jóvenes que eso del dinero, como que no existe, no hay o más bien no queda; que nos lo tenemos que ganar, al igual que nuestra independencia, nuestras experiencia y nuestro trabajo. ¿Pero no tendría que ir ese mismo trabajo al principio de la lista? Pues no, caballeros. En este mundo, en este país y en otros, quien acabe una carrera universitaria, no tiene trabajo y por lo tanto no tiene experiencia, y sin ésta, vuelta pa’ casa porque entonces tampoco hay trabajo. Es triste ser un gran profesional sin trabajo, es triste ser joven y que no te dejen hacerte a ti mismo. Pero tiene que ser aún más frustrante cuando tienes boquitas que alimentar y un techo que pagar, eso yo no lo quiero ni pensar. . .

Yo, la verdad, de momento tengo “suerte”, seguiré traduciendo e interpretando, a veces gratis, a veces para ese máster en el que tengo puestas mis miras y esperanzas, con tal de encontrar (y no que me llegue por arte de magia) ese trabajo que me habrá la puerta a esta gran etapa de la vida que dura tanto y es tan compleja. Si quiero ser una mujer independiente en toda regla, es porque no quiero seguir en la era del eterno adolescente que no acaba nunca, quiero llegar a las metas y tener otras nuevas siempre. Quiero ser útil y ver las recompensas. Pero claro, para eso nos tienen que dejar, el gobierno que nos representa, nos tiene que apoyar y no hundir, nos tiene que hacer trabajar para algo, para que podamos vivir sin el mal delante, para que seamos lo que sabemos y queremos volver a ser: españoles y europeos en toda regla. Pero claro, para eso, ellos, los de arriba, también se lo tienen que currar un poquito...

martes, 10 de mayo de 2011

Sabores de ciudad

El sabor de la playa en un granizado de una de las tantas heladerías de tu plaza y ese calorcito de noche de verano...pero no de las de aquí. Volver a las sandalias romanas, a enseñar la piel blanquecina sin su moreno habitual y el cuello sin bufandas ni pañuelos que lo tapen.... es volver a vivir, es volver a ser esa gran parte de mí que había perdido durante el invierno interminable de Salamanca.
Pero entonces...¿es esto volver a disfrutar? ¿Por qué no? ¿Aún con tantas horas de estudio por delante? No no... estudio no, un infierno más bien... ¿No sería como volver a saborear esta ciudad que hasta hace poco estaba congelada?
Quizás, querer pasear de noche, sin chaquetas pero con la piel, ver las cigüeñas volar entre las luces y las sombras de la catedral, sentir tu olor y el aire fresquito, y saborear tus besos y esa leche con chocolate antes de dormir... quizás sea la mejor parte del final. Así que ¿por qué no saborearlo?