http://lady-sai.blogspot.com/search/label/Lost%20in%20translation

jueves, 20 de diciembre de 2012

¿Pero dónde estarán ahora?


Recuerdo tu mala letra ortográficamente perfecta, recuerdo tus palabras, aquel paisaje con sus picos, los sellos de colores y aquellos estampados, tus dibujos e inscripciones. Recuerdo aquel hombre feo, barbudo, oscuro y terrible como si lo tuviera delante de los ojos. Recuerdo haber dejado pegados por un segundo mis labios en tus palabras escritas. Si mi memoria no me falla, cogí aquellas postales y las acerqué a mi pecho con cuidado de no doblarlas en aquel breve abrazo. ¿Pero dónde estarán ahora?
Las echo en falta igual que a la capacidad pulmonar que debería tener y no tengo. Mi pulso se acelera, me sudan las manos, tengo miedo. Están ahí, en algún lugar. ¿Pero dónde?
Ahora que parece haber algo de orden, todo se ha convertido de nuevo en un caos. Solo que esta vez, el caos de esta habitación es invisible.
Venga, un poco de esfuerzo: respiremos con lo que nos queda de pulmones. Busquemos la luz blanca que recorre nuestro cuerpo. Recorramos con los sentidos y lo que queda de memoria cada gesto, cada movimiento y y el más mínimo desplazamiento. Un poco de chocolate entre medias no vendrá mal. Concentración. Seriedad. Un poco de serenidad. Otra bocanada de aire que se va soltando poco a poco por la boca con una certeza a medias que empieza a brillar:
«Tienen que estar ahí, entre las páginas de aquellos libros de tapa negra y roja que marqué de madrugada». 

lunes, 3 de diciembre de 2012

Un poco de Lev

«Me parecía claro y sencillo que había que vivir para ser feliz y creía que en el futuro habría mucha felicidad. Como si de pronto nuestra vieja y lúgubre casa de Pokróvskoe se hubiese llenado de vida y de luz».

La felicidad conyugal - Lev Tolstói

martes, 6 de noviembre de 2012

Retrouvé sur plusieures pages

« - Tu sais ce qu'elle me reprochait ? Elle me reprochait d'être trop bavard. Tu te rends compte ? Moi... Trop bavard ! C'est incroyable, non ? Mais c'était vrai pourtant... Je posais ma tête sur son ventre et je parlais. Je parlais pendant des heures. Des jours entiers, même. J'entendais le son de ma voix devenue si grave sous sa peau et j'aimais ça. Un vrai moulin à paroles... Je la soûlais. Je la noyais. Elle riait. Elle me disait, mais, chut, ne parle pas tant, je ne t'entends plus. Pourquoi est-ce que tu parles comme ça ? »
Anna Gavalda
Je l'aimais, pages 77 et 78.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Un nuevo atardecer

A 3000 km de distancia o a millas aún desconocidas: un nuevo atardecer. Tiene el mismo sol pero distintos matices. Es tranquilo, no hay ruido ni sonido alguno. Las colinas se extienden verdes a lo lejos pero todavía no hace frío. Aún en pié, no me faltan fuerzas, no me faltan palabras, ni tampoco me faltan versos regalados.

jueves, 11 de octubre de 2012

Dulces de media noche

A media noche y con el frío acechando en la gélida oscuridad que se expandía del otro lado del cristal, no quedaba nada mejor que mezclar un puñado de arroz y buscarle un perfume de sabores. Cogí un limón, como los que dan los árboles de mi pueblo allá bajo el sol. Le quité la piel para darle algo de color a aquellos fragmentos tan pálidos. El agua se fue y como ella también era demasiado cristalina, cogí unas cuantas tazas de leche y seguí mezclando el todo mientras el fuego me calentaba las manos y el corazón. Todavía no ardía pero ya parecía no hacer tanto frío. Entonces cogí el azúcar y fui observando los pequeños granos caer entre aquellos colores de nieve con rayos de sol; se iban fundiendo mientras brillaban. Mientras, el perfume se elevaba, rozaba mis labios con aquellos hilos de vapor y se iba disipando en cada una de las habitaciones de esta nueva casa.

Ingredientes:
- 1 taza de arroz
- 250 gr de azúcar
- 4 tazas de leche
- La peladura de un limón
- Canela en polvo para la presentación y como principal dosis de realismo.

lunes, 8 de octubre de 2012

La raison de certains risques

«[...] Pourquoi prendre un tel risque?

Elena se leva et se dirigea vers la chambre. Elle s'arrêta dans l'embrasure de la porte et tourna légèrement la tête.

- Parce que trente pour cent, c'est toujours mieux que zéro... »

Le projet Shiro
David S. Khara

sábado, 29 de septiembre de 2012

A macchiato please

Aquí nadie viene acompañado salvo por el gadget que cada uno pueda llevar a cuestas o disimuladamente en el bolsillo. Sólo hay un café grande o diminuto como los que suelo tomar yo, de los de verdad, de esos cortos y muy fuertes pero con un toque dulce por la crema de leche y el azúcar moreno que se ha quedado atrapado en la superficie.
Algunos de los clientes invaden sus mesas con un periódico desplegado de par en par, pero todos se pusieron de acuerdo en mirar en la otra dirección. A mí no me atrae mucho la idea de darle la espalda a nadie así que por llevar la contraria he optado por sentarme de frente con mi muffin de frutas del bosque y terrones de azúcar como los de las chouquettes de París.
Lo que tampoco cambia entre lugares del norte de esta parte es la lluvia y mi invierno sureño que me ha alcanzado mucho antes de lo previsto. No ha dejado muchos estragos pero reboza el parqué de paraguas de colores que esquivar.
Cada uno de los presentes tendrá su historia, su país y su lengua pero todos nos encontramos en una cálida sala luchando por una pizca de conexión mientras seguimos solos en la compañía de muchos.
Pero no importa, queda aún mucho por hacer y el temporal siempre seguirá del otro lado de la puerta.

sábado, 8 de septiembre de 2012

135 Emily Dickinson

«El agua se aprende por la sed;
la tierra, por los océanos atravesados;
el éxtasis, por la agonía.
La paz se revela por las batallas;
el amor, por el recuerdo de los que se fueron;
los pájaros, por la nieve.»

sábado, 25 de agosto de 2012

El infernal viaje de la inteligencia

«No se despierta a un sonámbulo aunque parezca que se va a romper la crisma. Si esto último era cierto o no, lo ignoraba pero en lo que se refería a Marc, sí que lo sabía. No había que despertar a Marc mientras actuara como investigador. Si no, se derrumbaría. Sabía que desde que había salido del caserón hacía un rato, Marc se había lanzado como una flecha hacia su blanco, estaba claro, [...] Sin decir una palabra. Pero su intensidad, sus ojos ausentes, su violencia muda, sí, todo eso lo delataba... Marc estaba buscando, encontrando, corriendo hacia su blanco, [...] estaba desmontando la trama... Y ahora lo contaba.
Si le interrumpía, se convertiría en piedra y por esa razón había que dejarle acabar, terminar, regresar a puerto después de aquel infernal viaje de la inteligencia».

Que se levanten los muertos - Fred Vargas

jueves, 16 de agosto de 2012

Una mancha

Sólo quedaba una mancha negra. Habían borrado este punto del mapa e ignorado otros tantos. Sin embargo, no habían bloqueado los accesos, dejando que cualquiera de nosotros tomará aquella salida hacia ningún lugar.

La búsqueda

« - Amigo mío ... "la búsqueda de lo excepcional obliga a plantearse que lo esencial normalmente está oculto".
Marc, que no tenía mala disposición, reflexionó seriamente sobre aquella frase. Le impresionó. Se preguntó en qué medida su tendencia a trabajar sobre lo cotidiano en la Edad Media antes que sobre sus acontecimientos excepcionales podía alejarle de lo esencial oculto».
Que se levanten los muertos - Fred Vargas

sábado, 11 de agosto de 2012

In a bookshop

"And I'll find strength in pain
And I will change my ways
I'll know my name as it's called again, 

'Cause I have other things to fill my time
You take what is yours and I'll take mine"





viernes, 10 de agosto de 2012

Definición de Amor

Hoy se ha cruzado por mi camino una página con una definición explicativa de la palabra «amor». Muchos la malinterpretan o la confunden con el tiempo. Otros olvidan su significado y la emplean en vano, la descontextualizan y recurren a ella de forma errónea. Muchos dicen amar cuando en realidad siguen una simple rutina, esconden un miedo a la soledad o lo quieren todo para sí bajo un egoísmo disfrazado.

Es para recordar, aprender y no olvidar que están los diccionarios, los manuales y las definiciones que éstos recogen. Sirven también para reflexionar sobre la palabra y su uso, para así permitirnos hablar con propiedad sin confundirnos a nosotros ni a nuestros interlocutores. Sirven para cerciorarnos de la verdad de nuestros razonamientos y dictados.

En mi lucha por convencer a quienes no escuchan jamás, simplemente les diría que todos deberíamos detenernos en nuestro discurso y reflexionar antes de pronunciar palabras al azar, o simplemente recordar el bonito a la vez que doloroso significado de la palabra «amor»:

«Amor

Sentimiento experimentado por una persona hacia otra, que se manifiesta en desear su compañía, alegrarse con lo que es bueno para ella y sufrir con lo que es malo».

Lópex-Ibor, J.J; Lópex-Ibor Alcocer, M. I.; Ortiz Alonso T. (1999): Lecciones de psicología médica. 15. Sentimientos, afectos y emociones. Psicología del humor. Ed. Masson. pág.253


jueves, 2 de agosto de 2012

"- You know what sucks? Realizing that everything you believe in is complete and utter bullshit. It sucks!
- What do you mean?
- Uh, you know, destiny and soul mate, true love and all that childhood fairytale nonsense... You were right. I should have listened to you.
[...]
- No. [...] It just wasn't me that you were right about."

500 Days of Summer (2009)

lunes, 23 de julio de 2012

Volcanoes melt me down

I kissed your mouth, your back
Is that all you need?
Don't drag my love around 
Volcanoes melt me down



Volcano - Damien Rice




domingo, 22 de julio de 2012

Leemos

"...a veces leemos porque hemos abandonado otras cosas".

Que se levanten los muertos de Fred Vargas

jueves, 19 de julio de 2012

Comme un poisson dans l'eau

Eira se estremeció. Su cuerpo inundado en un sudor frío tembló en medio de la noche. Se levantó asustada. No sabía qué podría haber sido pero se temía lo peor. Posó los pies descalzos uno delante del otro, y desnuda se acercó hacia la mesa en la que seguía el dossier. Su pelo rojizo caía lacio por su espalda, ya se estaba oscureciendo. De lejos todo parecía seguir en orden, como apenas unas horas antes. No había recibido ninguna notificación de la fundación ni ningún otro tipo de señal hasta este mal despertar. Algo le producía un pánico inquietante.

Cuando llegó a la mesa, en el lugar exacto en el que unas horas antes había redactado las últimas líneas de la jornada anterior, se encontraban los restos milimétricos de lo que era una misión. Sabía lo que significaba pero no lo quería entender. Era imposible, los pasos a seguir no eran tan complejos, consistían en un pequeño rompecabezas que había diseñado ella para su compañero, lo habría acertado seguro. Luchar, eso también lo habría logrado hacer, era demasiado fuerte y opaco como para dejarle entrever a su oponente el mínimo destello de debilidad. ¿Habría dudado quizás? No, aunque si hubiese sucedido, no lo habría mostrado. Podía llegar a ser infranqueable. Dave podía bloquear esferas de su mente mientras otras seguían activas con tal de ocultarse. Eira lo sabía. Había aprendido a leerlas. Incluso empezaba a aprender a activarlas y desactivarlas. 

Pero algo había ido mal, un dossier no se desintegra. Una misión, no la abortan sin más los de arriba. ¿Por qué acabar con todo? Habían seguido las órdenes, habían mantenido las conexiones en el mejor estado. "¿Por qué?", se preguntaba una y otra vez mientras sus ojos buscaban en la pared... un indicio, algo. No había nada, nada se había movido, ni el más mínimo centímetro de ladrillo rojo. Cogió el vaso de agua de la estantería pero se vio obligada a dejarlo más abajo encima de la mesa. Se estaba asfixiando. Abrió de par en par las persianas y salió al balcón en busca de más aire. Poco a poco volvía a respirar pero el dolor seguía allí, no se disipaba, era desgarrador.

Sí, lo sabía. Lo había visto en otros. Se lo habían dicho también pero nunca había querido admitir que le acabaría pasando a ella. Una vez sucedía, sólo le quedaría la esperanza de volver a verle en cuerpo, su alma, como ella prefería llamarlo, se habría borrado para siempre. No quedarían aquellas fotos, memorias y contraseñas. De todo, sólo quedaba ella.

Incluso en aquel recipiente transparente, aunque inerte, aquel cuerpo de colores navegaba a la deriva entre el fondo y la superficie. El color anaranjado de sus escamas perdía brillo y sus aletas se empezaban a deshacer en aquellas aguas mientras dejaba de existir. Él tampoco había podido esperar a que ella volviera.


sábado, 14 de julio de 2012

Son las 3.30 de la mañana

Son las 3.30 de la mañana. Las calles de Murcia son más agradables a esas horas. El calor asfixiante del verano deja paso a una suave brisa, sin demasiado ruido. A la salida del bar, dejamos atrás el rock&roll, aquel loco que quería unir los puntos de mi camiseta, y nos despedimos. Los abrazos se disparan, uno se va por la calle de la izquierda, vosotros tres por la que yo dejo atrás y me voy en la dirección que queda.
Volver sola a casa, hacía tiempo que no me dejaban hacerlo bajo ningún concepto, y menos a esas horas. Tanta protección produce un poco de miedo, uno infundado que apetece vencer aunque siempre quede la incertidumbre de "y si me pasara algo". La vuelta de esta noche no es la habitual, pero el hecho es que me sé este camino de memoria. Se podría decir que le tengo cariño. Es tranquilo. A veces incluso pienso en cuánto me gustaría recorrerlo a diario. Tiene muchas avenidas que cruzar y hay que seguir los raíles del tranvía que duerme. Es un poco oscuro también pero Murcia nunca llega a tener una noche muy oscura. Algunos dicen que la noche es naranja por aquí; por eso me paro a mirar el cielo, me doy la vuelta para ver con más claridad lo grande que es esta última avenida, miro los coches que pasan mientras sigo adelante. Algunos desde dentro miran como pensando  "uhm una chica caminando sola...", pero yo sigo caminando sin prisa aunque sin detenerme demasiado. 


miércoles, 11 de julio de 2012

De un tiempo a esta parte

De un tiempo a esta parte, se han ido sucediendo los días en los que cada nueva mañana es más efímera que la anterior. Miles de preguntas, dudas, incertidumbres rondan mi cabeza para ordenarse a voluntad de los acontecimientos siempre más inesperados que previstos o incluso deseados. Algunos lo llaman suerte, otros destino. Unos me llaman joya, amor o tesoro, otros se refieren a mí con su famosa generación perdida o lo que es peor, un simple pronombre destinado al olvido.

Por un segundo soy un mundo y al siguiente nada para nadie, podría incluso morir entre dos coches, aplastada entre tanta chatarra y luces rotas, así de repente, en una calle de esta ciudad. Por unas horas salvo a los demás hasta que las manecillas giran, todos han sobrevivido en su lado del planeta y yo sigo muriendo en la noche mientras me voy asfixiando delante de ese gato de ojos azules tan bonito que no me deja de mirar y que se me sigue acercando. Así pasan los minutos hasta que la puerta se abre y por fin huimos todos los que creo que son de mi condición. La música nos salvará por esta noche, una llena de alegrías, sonrisas, palabras amables, guiños, letras de canciones y bailes de un pasado que es presente. Sí, una noche mejor, una en la que podríamos encontrar nuestro último suspiro o nuestra primera bocanada de aire fresco.

La noche se difumina y gana claridad, más horas pasan y otro despertar, otro borrón y cuenta nueva. Abro los ojos y hay otra línea que trazar, una nueva vida cruzada con otras tantas. Quizás en ella no haya nada rosa, ni redondo, quizás tampoco sea todo liso y cuadrado. Quién sabe, quizás la línea de ayer se haya vuelto a torcer y necesite seguir trazándola en alguna dirección. Lo que si sé es que tendré que seguir usando esa goma tan "cool" para rectificar ese ejercicio mal hecho y dejar sitio para algunas letras más. Se aprende, se corrigen errores, acaban formándose las palabras, y los neologismos se personifican a la vez que irán cogiendo nuevos significados y dando significantes distintos. Eso lo sé de sobra.

La verdad es que no es nada fácil seguir escribiendo cuando ya nada tiene coherencia, cuando el esfuerzo de ayer con vistas a recompensas futuras se ha esfumado y sólo queda la nada. Cuando el premio se convierte en un náufrago y la balsa de la medusa se hunde en el fondo del mar, no queda entonces más que volver a aunar esfuerzos para mover uno a uno los músculos y volver a la superficie para secarse al sol. El folio seguirá inservible, sí, todo emborronado, pero seguirá habiendo pantalla suficiente con hojas interminables que rellenar. Yo iré a mi ritmo, intentaré cuidar mi letra y cambiar de marcha en función de lo que me pida el motor. A decir verdad, tengo buen oído. Ya se está acostumbrando, sólo me queda pisar el acelerador y hacer un poco de ruta en busca de recompensas diarias. Seguro que por el camino daré con tesoros escondidos. De hecho, entre tanto infortunio, algo de suerte tendré que tener porque alguno ya he encontrado. 



viernes, 6 de julio de 2012

Última misión: 4/07

Abrió los ojos. «Tengo que hacerlo y ponerle fin», se dijo a sí mismo. Salió por la puerta, esperó al ascensor destartalado que  le esperaba en medio del pasillo. Abrió la puerta para pasar al interior de un caja. Todo el interior estaba cubierto de tablas de madera. Apenas había luz. Le habría gustado echar un último vistazo a su aspecto pero sólo vio madera a su alrededor. Ninguna manera de saber que le podría parecer a ella. Sólo habían dejado un agujero rectangular del tamaño exacto de los botones indicadores de las distintas plantas de aquel edificio facilitado por a saber quién en nombre de la Fundación. Esto no le daba ninguna seguridad. «Podría morir aquí mismo, podría morir calcinado» pensó. La caja del ascenso le recordaba a un ataúd. «¡Qué mal presagio!» se dijo a sí mismo.

Por fin llego a la calle, y aunque fuera de noche, sentía como si se estuviera asfixiando. Ninguna excusa podía valer... tenía que seguir. Sus pasos le llevaron hasta una de las avenidas que llevaban a los circuitos de salida de la ciudad. Allí se encontraba al principio de la calle Argos. No había nadie más. Ni un alma. Eso le helaba la sangre. Esperó a que las agujas ocuparan el lugar indicado en la esfera atada a su muñeca. Una vez llegaron a su lugar, seguía sin aparecer ninguna agente. Solía ser Eira o alguna de las parejas que le asignaban en su ausencia. Sin embargo, hoy no había nada ni nadie.

Avanzó unos pasos, hasta llegar a un portal acristalado. Introdujo el código grabado la noche anterior en algún rincón de su cerebro, la puerta le cedió paso y siguió adelante con paso firme. Al final de aquella planta tenía que introducir unas coordenadas y descender hasta la sala de pruebas. Siguió las pautas pero al llegar a su destino no quedaba nada, solo vacío: media docena de pantallas apagadas, sistemas informáticos formateados, cableado colgando por aquí y allá, una pecera sin peces... y aquel botón de emergencia.

Era inevitable, había seguido hasta el final, había luchado por un poco de paz, pero seguía habiendo perdido una de tantas otras batallas. Y ya no quedaba más que aceptarlo: lo había perdido todo. Su misión había terminado. Dave ya había empezado a desaparecer tras marcar aquel primer código y ver su silueta transparente borrarse con aquella puerta de cristal.




Informe emitido el 4 de julio desde el laboratorio 2.WS8 a las 3.58 horas:
Agente núm.: 02NA4ZFX
Estado: desactivado
Memoria: registrada
Mantenimiento de la memoria hasta: sin determinar
Memoria interna: registrada
Mantenimiento de la memoria interna: 6 horas
Última misión: 4/07 Estado: --
Próxima actualización en: 4 horas





lunes, 2 de julio de 2012

Un poco de aire fresco

Aquí también hay un poco de aire fresco aunque a menudo lo busquemos en otra parte.

jueves, 28 de junio de 2012

De sentimientos en una mezcla homogénea

Hay días en la vida que una no pensaría vivir... hasta que llegan. Son días en los que los sentimientos más extremos se funden tan bien que acaban siendo parte de una mezcla homogénea de chocolate blanco y negro. Son días en los que el amor más puro y la tristeza más profunda te hacen caer por el abismo de la propia existencia a la vez que lloras de felicidad. Son días en los que te alegras de haber vivido a pesar de todo. Son días en los que tienes demasiado frío aunque estés en plena ola de calor.  Son días en los que todos están ahí a pesar de la soledad más inmensa. Son días de paseos a solas o de paquete encima de una moto que corta el viento del verano por las carreteras de la ciudad y los jardines que la rodean hasta casa. Son aquellos días que acaban siendo un chocolate con leche demasiado dulce pero con un toque amargo que acabas dejando en una taza roja.  




Too close - Alex Clare
"Which way is right, which way is wrong"

sábado, 23 de junio de 2012

He is a nocturnal and I am the spectator

"He is a nocturnal always alone
But you'll speak in secret codes
That he has never known
In this world, but nof of it
So he watches from above it
A visitor here, this is not home

I am the spectator
I can see the world passing by from here"

The bravery



viernes, 22 de junio de 2012

Investigar

«Perdona, pero la ves muy bien. Quieres investigar. No importa qué y no importa dónde con tal de investigar.
- ¿Y qué?
- Pues que no inventes lo que no existe para ignorar que has perdido lo que existe. Nosotros taparemos de nuevo el hoyo».
Fred Vargas, Que se levanten los muertos

jueves, 21 de junio de 2012

Imaginación

Hace meses que lo llevo pensando: los niños parecen tener cada vez menos imaginación. No les gusta la fantasía ni la ciencia ficción, no les gusta leer ni tienen libros favoritos. En ocasiones sucede el milagro (que no debería serlo) de encontrar pilas de libros cerca de un niño o encontrarnos al enano perdido en una biblioteca. Tampoco es que los adultos sean mejores, sino más bien lo contrario. Parecemos perder la ilusión, la chispa, la alternativa, las diversas realidades creadas... todo en detrimento de un día a día urgente y adecuado. Claro que no todos. Yo ya llevaba tiempo envidiando a quienes soñaban despiertos o dormidos y tenían historias que contar. Ahora sé que yo también las tengo y algunas he decidido compartirlas con quienes os paseéis por aquí por casualidad. Pero, ¿acaso no teméis no saber contar o inventar historias para leer y entretener a vuestros hijos si algún día los tenéis?

Os invito a cambiar el parque por la librería, el papel por las hojas digitales y la rutina por unas gotas de inventiva.

A ras de la piel

Abrió la puerta. No encendió la luz y la cerró tras de sí. Dejó la bandolera en el suelo. Tenía que deshacerse de todo. Se acercó a las escaleras y dejó su jersey encima de la barandilla. Subió dos escalones mientras se soltaba el pelo. Este cayó lacio sobre su espalda. Siguió su ascensión. Cuando iba por el siguiente escalón, las manos en la espalda deslizaron suavemente la cremallera y dejo caer su falda entallada. Llegada a la primera planta se quitó los pendientes y los dejó en el siguiente escalón. Siguió avanzando, empezó a quitar un botón y otro y otro más hasta que dejó tras de sí aquella camisa blanca uniformada, aquella que le habían puesto. En su piel se dibujaban formas violáceas que recorrían su abdomen. Estaba algo sucia. Su hombro cicatrizaba ya pero seguía manchado de sangre igual que sus dedos. Llegada al último escalón, giró la llave y abrió la puerta. Se agachó, cogió las hebillas, desabrochó las lengüetas de aquellas sandalias de tacón alto y las dejó cuidadosamente al lado del sofá. La noche era perfecta. Quería sentirla. Sola en aquella azotea con los labios aún en rojo al igual que el pelo que lucía. Se quedó ahí tumbada. Quería sentir su piel y cerrar los ojos un minuto. Ya no estaba bajo tierra pero el aire quieto seguía ardiendo aún a oscuras. Sólo la brisa traía ese alivio que de alguna manera había ido a buscar. A ras de la piel.  A estas horas las mentes estarían apagadas pero debía cumplir con  su deber. Instantes después volvería a sentarse, desnuda, delante de aquel documento. El dossier que seguía vacío encima de la mesa esperaba sus líneas; tampoco era el único. 




miércoles, 20 de junio de 2012

Dave


Dave seguía ahí. No podía revelar su localización, pero ahí lejos seguía esperando, no se había dado por vencido. Al fin y al cabo era su turno. 

«¿Dónde estaría ella?», se preguntó por enésima vez. El Plan B no había establecido su estancia ni previsto su destino. Las casillas con su nombre aparecían vacías en el dossier.  «El plan inicial... si tan sólo hubiera podido llevarlo a cabo. Pero ya no. Un respiro menos y estaría seguro ahora. Pero qué más da, total, siempre hay plan B.» , los pensamientos fluían tormentosos por su cabeza.

Sus conexiones estaban en excelentes condiciones, no presentaban ni el más mínimo desgaste. Iban rápido, sin descanso. Dave no temía, salvo por un detalle, «¿La habrían transformado?»«¿Sería capaz de reconocerla?». Su ficha estaba en blanco pero estaba seguro de reconocer a Ei bajo cualquier disfraz. 

Llevaba días y semanas repitiendo una y otra vez los mismos movimientos al milímetro. Parecía un autómata pero sin él nada llegaría a cambiar y acabaría por llevarse una amarga victoria. Lo sabía de sobra. Su actuación iba a ser decisiva, extremadamente difícil también, lo presentía, pero habría que ganar. «Es demasiado joven. Y aún es pronto, demasiado para ella.», estaba convencido. 

Cogió su chaqueta de encima de la única silla que quedaba en la habitación, se la puso y la cerró bien para resguardarse de la noche fría, aquella que seguía sembrada de charcos que el viento no conseguía secar. «¿Seguiría aquí? Va...  no. Imposible. Llamaría demasiado la atención. Eira es lista, no lo haría»

Dave echó a andar, ya habían apagado la ciudad y las sombras le ayudarían a esconderse. Caminó largo rato entre las piedras; sus piernas demasiado largas y entrenadas no podían contentarse con saltar de una losa a otra, así que decidió volver a dar una segunda vuelta entre muros de otros siglos que tantos hombres habían contemplado antes que él. Era su ritual, la noche grabaría en la roca los últimos detalles. Sólo quedaría llegar a la cabina, pulsar el botón y apagar la mente para cumplir una vez más lo que figuraba en el dossier.

Informe emitido el 22 de abril desde la plataforma WS2: «Memorias del agente  02NA4ZFX: no registradas. Próxima actualización en: 18 horas».  

domingo, 17 de junio de 2012

Stolen verses

I steal these verses from you and your story that are now part of mine. I do so because I feel its words deeply. For the first I've felt both the bad and the good, nature and man-done, as of an equal value that should be respected and protected. Because, who are the good and who are the bad if all fight for life? Then, no life should be ended by others and no moments should be stolen and forgotten forever. Everything should remain and nothing lost in the rain, neither in the waves of one's life.   






I've see things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I've watched C-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate. All those... moments will be lost in time like tears... in rain.
Time to die.


It's too bad she won't live. But then again, who does?



Blade Runner - 1982

sábado, 16 de junio de 2012

Orgullosa

Esta noche me siento muy orgullosa de mi misma, probablemente os dé lo mismo, pero jugadores, cuidado que me estoy convirtiendo en una jugadora de primera. Y lo mejor: que me encanta patear culos, lanzarme de cabeza a matar soldados y bichos sin piedad, y adueñarme de cuantas más armas mejor. Y esta noche, me ha tocado el bingo. Claro que una después de una lucha a muerte no se puede ir a dormir sin más, aunque sean casi las cuatro de la mañana. Así que aquí os dejo la solución con un piano y acordes que son una delicia.

jueves, 14 de junio de 2012

Estos días horribles de fin curso

Estos días están siendo horribles, es verdad que ya no tengo exámenes pero lo que sucede es que ahora los preparo yo. Así que siguen sin ser graciosos, son pesados, hace demasiado calor, no me dejan dormir, mi coche es un horno, a la gente le sale humo, las vacaciones que no llegan y todo se pone muy feo. A excepción del regalo de los miércoles.

Los miércoles son la inocencia y la bondad en persona los que abren la puerta. Y es que es verme y ni él ni yo podemos dejar de sonreír. Tiene ricitos de color azabache y mide algo más de medio metro. Corre mucho y se mea de la risa al verme y, cómo no, me lo contagia. Me atrapa cada vez que puede y me apretuja con sus manos diminutas. Hace un sprint por el pasillo que le queda grande y hunde su cabecita contra mí o se engancha a mi rodilla para que no me vaya. Yo creo que cuando me conoció pensaría que había una loca en su casa, pero ahora diría que se ha enamorado de mí, o yo de él. ¡Quién sabe!

He never says goodbye but always "Hello!".

miércoles, 13 de junio de 2012

Agente A1792ZX

«¿Quién era ella?»
A menudo se lo preguntaba frente al espejo. En ocasiones no se reconocía. Otras lo sabía a la perfección.

La agente A1792ZX se llamaba Eira. Era morena y su piel era tostada... pero hoy no había manera. Igual que en las pasadas semanas, sólo veía a esta otra. Allí enfrente, a unos centímetros, veía a una mujer de mediana edad, unos años mayor que ella, de tez pálida, piel de nieve y pelo rojizo como el que hubiese podido tener una sirena ondeante entre las olas y corrientes marinas. Pero su propia naturaleza debía estar oculta y escondida entre su interior y su apariencia. Entre Eira y A1792ZX o Alicia, así era como la conocían en los nuevos alrededores, había centenares de abismos. Y sin embargo, allí dentro seguía estando ella.

La mujer que le miraba desde el espejo desprendía normalidad, la de la más común de los mortales, o lo que se pudiera entender por común, pero bien a su pesar, sus ojos le delataban. Se mostraban inquietos y esperanzados. A1792ZX tenía unos ojos un tanto verdes, brillantes al sol, y oscuros como la noche cuando sólo quedaban las estrellas y las luces de la ciudad dormida. Tenía una esbelta figura que no sufría cambio alguno pese a sus diversas siluetas adoptadas. Podía presumir de unas piernas que nunca le habían fallado. Se movía ella, ágil, pero su papel era el de una joven madre agotada por el trabajo y el cuidado de dos hijos que no eran sino una mera reproducción grabada; así, su cansancio tan solo se reflejaba en una lenta danza forzada.

Oculta de las posibles miradas, sus pasos firmes, decididos y elegantes le devolverían en otra misión la feminidad perdida. La convertirían de nuevo en estrella, pero aún era pronto para brillar o desaparecer. «Un poco de paciencia, Ei.», se decía. Su personaje seguía vivo. Seguía teniendo doble identidad y ella seguía con vida. Sabía dónde estaba, no se había perdido. Tan solo se había hecho invisible.

viernes, 8 de junio de 2012

El desierto desde el que no dejo de escribir

En la ciudad en la que vivo ya ha empezado a no dejar de hacer calor en ningún momento ni a bajar de los 40º C en las horas centrales del día. Ni siquiera refresca por la noche. Se podría decir que ha empezado el verano antes de tiempo porque esta noche seguía habiendo 30º C  sin sol ni estrellas. Creo que a medio día nos habríamos achicharrado tal cucarachas salteadas al sol si no hubiésemos ido persiguiendo la sombra.
Todo suena a ramas secas. Todo huele a aire caliente y humedad. No hay rastro de lluvia ni lo habrá en meses. Nuestros cuerpos sudan, se vuelven pegajosos, derraman litros, se funden y deshacen, pierden su volumen.
Ahora hace calor, la ciudad está en silencio, nos refugiamos en casas que se convierten en hornos o iglús y seguimos trabajando como lo hacen las hormigas. Los sureños nos adaptamos, no decidimos dormir ni quejarnos como lo hacen en alguna que otra ciudad del Norte y si lo pensamos hacer preferimos tomar un granizado. ¡De horchata si puede ser! Nos despertamos sin despertador, con el cantar de los pájaros que se han quedado en nuestra ventana o en la palmera de enfrente. Nos levantamos cada día y dejamos que se enfríe el café o lo cambiamos por leche. Pasamos del agua caliente del invierno al agua fría y elegimos la ropa con menos tela que podamos encontrar en nuestro armario. Soñamos despiertos con las olas del mar y con algo de melancolía. Luchamos contra mosquitos, avispas y cucarachas, pero apagamos la radio para escuchar el canto de los grillos al volver a casa después del trabajo. Es un poco como vivir en el desierto, solo que los oasis están en nuestro interior.

El kippel

Puede que quien se pasee por estas líneas se piense que la novela de Philip me obsesiona por completo, pero no hay nada más reconfortante que observar que otros escriben y teorizan, quizás a sabiendas, quizás no, sobre aspectos y temas previstos por una visión pasada de nuestro futuro.
Así, leyendo un artículo en una revista de divulgación científica, me he encontrado con un artículo sobre el trabajo del Dr. Rathje y la basurología. Según Rathje, quien investiga aquello de lo que se deshace el ser humano en expediciones arqueológicas en vertederos cual kippel que invade el mundo en la novela de K. Dick, nuestra basura conformaría la huella de nuestra existencia actual para las siguientes generaciones. ¡Qué bien! pensaríamos irónicamente algunos... cuando en realidad nuestra propia contribución a la contaminación o degeneración del planeta se convierte en el vestigio del paso del hombre moderno por la Tierra. Probablemente esta triste observación sea en realidad el único argumento positivo desde un punto de vista estrictamente científico.
Pero la generación de kippel va más allá: en cierto modo siente el vacío y se produce a sí misma. De forma extensiva, lo arrasa todo como reacción al propio abandono del hombre. Y es para preguntarse: ¿Acaso no nos abandonamos? ¿No hacemos lo mismo con gobiernos que no miran, que ladean la cabeza y cierran los ojos sobre aquello que no les es económicamente rentable? ¿No nos sentimos atrapados, nosotros meros ciudadanos del mundo? ¿Acaso no queremos escapar del kippel?
Y sin embargo nos quedamos en nuestra tierra, desolada y rota, seca... esperando encontrar un último indicio de vida entre las ruinas para seguir luchando. Esperamos encontrar esa pequeña araña que trepa entre los vestigios de nuestra vida.

lunes, 4 de junio de 2012

Lecturas y otras cosas para cambiar de vida I

Voy a apuntar algunas de las lecturas e historias que más me han marcado este año por si alguien se pierde por aquí en algún momento. A mí me han servido para evadirme, activar mi imaginación, convertirme en parte de otras historias, cambiar el chip o ampliar perspectivas y aprender.

También es cierto que en un principio esta lista podría parecer un tanto oscura a la vez que científica en su mayoría, pero cada una de estas obras consiguió atraparme de algún modo ya sea por la complejidad de sus personajes, su visión de la vida, la calidad de las imágenes, las metáforas, las historias.. puede que muchas no fueran alegres pero hacen sentir que uno sigue vivo cada vez que se estremece junto con los personajes de las obras de las que es testigo.

Así, por orden de preferencia y devoción, y sin aportar más detalles con el fin de que los descubráis por vosotros mismos, aquí os presento:

1. ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick y su adaptación a la gran pantalla con Blade Runner (1982)
2. Melancholia - Lars von Trier
3. Eva (2011)
4. Le projet Bleiberg de David S. Khara (francés)
5. Contacto de Carl Sagan y su correspondiente adaptación al cine.
6. La colina de Watership de Richard Adams
7. Life in a day (un documental social en inglés y otras lenguas del mundo)
8. Genji Monogatari
9. Intouchables (original en francés, 2011)
10. The Walking Dead book 1
11. The Walking Dead book 2
12. Veronika decides to die de Paulo Coelho

Y los próximos para ampliar la lista, a modo de recuerdo para mí misma y por si alguien se aventurará a descubrirlos antes que yo:

1. Antes de que se levanten los muertos de Fred Vargas
2. Le projet Shiro de David S. Khara (francés)
3. The Artist (película muda, 2011)
4. Une vie de chat (película de animación francesa, 2010)
5. D'autres vies que la mienne de Emmanuel Carrère (francés)
6. Cosmópolis de Don DeLillo
7. La joven del agua


Y todas las que aún estén por sumarse, como por ejemplo las recomendaciones estivales de Cumulonimbos iniciáticos

Cualquier comentario es bienvenido, cualquier idea o sugerencia también. 




domingo, 3 de junio de 2012

Una noche más

Era una noche más, la agente conducía de vuelta a casa después del trabajo de su doble vida. Tenía que seguir los horarios, las pautas que le habían marcado desde arriba. A las nueve y media de la noche terminaba, le explicaba a los tutores de los niños su progreso y volvía a su coche, ponía algo de rock de otro tiempo y conducía por el itinerario marcado. A esa hora no quedaba mucha gente, algún que otro inútil al volante del que tenía especial cuidado, la carretera solitaria, las paradas de tranvía a oscuras y el calor sofocante barrido por una brisa casi efímera.

Como todos los días desde que le remitieron aquel dossier, se obligaba a seguir las directrices rutinarias respecto de los buenos hábitos y de la seguridad, pero sus impulsos le indicaban lo contrario. Habrían tenido que evaluar su nivel de impulsividad antes de ofrecerle ese contrato. Pero como confiaban en su buen hacer, tenía que acatar las normas, aunque pensara en seguir, en no llegar a la casa de destino nunca, en conducir sin rumbo por la ciudad o simplemente en seguir por aquella autovía del Mediterráneo... Sí, seguir hasta Alicante quizás.

«Sí, ¡Señor!» volvía a escuchar en su cabeza. Había jurado no desviarse del plan, había prometido cumplir con las órdenes que había recibido... así que ante las contradicciones de su corazón, decidió volver, recuperar los minutos perdidos en velocidad y pasar por el marco de la puerta antes de que fuera demasiado tarde.

Una vez allí, se tocó el pecho, aliviada. «Sigue latiendo».



jueves, 31 de mayo de 2012

El Arte en la Ciencia

Porque no todo es trabajo, estudio, trabajo, tesis, trabajo... en la vida. De vez en cuando hallamos tesoros de todo tipo que a priori no sirven y que sin embargo le dan un sentido sin sentido a los días.

Esta vez mi tesoro es un libro publicado en 1926 que tiene ahí guardado en el depósito de la biblioteca de la Facultad de Medicina. Estaba en buenas condiciones cuando lo dejó cuidadosamente el bibliotecario en mi mesa, pero una vez abierto el polvo no pasó inadvertido frente a mis alergias compuestas de una exagerada respuesta inmunológica y un pánico ante el terror, cualquiera que éste fuera.

Con el paso de los años, el polvo se había colado por el espacio que permanecía entre las páginas sin alcanzar por completo el texto que tenía a modo de espejo cada fotografía. Pero esto no lo era todo, en la obra había una serie de fotografías, láminas y dibujos: una muestra de arte que me dividía. Conforme mis ojos curiosos se impacientaban por continuar mirando, se producía en mí la dualidad del rechazo y la fascinación, el miedo y la angustia frente a una admiración por los detalles y el cuidado extremo que tenía al pasar las páginas con la punta de los dedos. Al fin y al cabo todas ellas se habían realizado con esfuerzo y esmero con el fin de que todos aprendieran pero, inevitablemente, representaban y siguen representando el terror de la enfermedad ahora erradicada.



Y ahí me quede, admiradora, como un ratoncito de biblioteca un tanto particular, una intrusa lingüista en el mundo del arte en la Ciencia, fotografiando el dolor y el sufrimiento de tiempos pasados con un brillo en los ojos que superaba ya cualquier miedo.



domingo, 27 de mayo de 2012

El grito

La agente siguió leyendo «[...] se detuvo ante un cuadro al óleo; mostraba a una criatura pelada y oprimida, con una cabeza semejante a una pera invertida, que apretaba sus manos horrorizadas contra sus oídos, con la boca abierta en un vasto grito mudo. Las olas encrespadas de su dolor, los ecos del grito, ocupaban el espacio que la rodeaba. El hombre, o la mujer, estaba encerrado dentro de su propio aullido. Se cubría los oídos para protegerse de su propia voz. La criatura estaba de pie en un puente, y no había nadie más. Gritaba a solas. Aislada por el grito a pesar de él.», hasta que lo entendió todo con una sola imagen:


Se había congelado. La habitación en la que se encontraba se había convertido en su prisión y su cuerpo en su propia jaula. Quería gritar de horror pero sus músculos no aceptaban las señales que les mandaba su cerebro. No podía emitir sonido alguno. Estaba atrapada dentro del cuadro, se había convertido en protagonista y tenía miedo. Su corazón le dolía, le ardía, quería salir de su cuerpo pero su piel lo retenía. El dolor era cada vez más insoportable. Sus muñecas y tobillos le ardían pero por dentro estaba congelada.

Lo había comprendido, de alguna manera, las líneas que leía eran la historia de su propia vida. Pero ¿y su compañero? ¿Dónde estaría entre tanto horror? Aquella obra representaba su miedo pero no había nadie más allí. ¿Iría a salvarla? ¿Estaría vivo todavía? ¿Seguiría adelante la misión o quedaría abortada? ¡Qué de preguntas! Eso lo sabría en el punto de encuentro. La misión la tendrían que terminar con paciencia cumpliendo cada uno con su cometido, si es que hubiese alguna forma de llegar vivos a la meta.



sábado, 26 de mayo de 2012

Las hormigas

El mar estaba en calma y no era emocionante, pero pese a las fechas la playa ya estaba llena, había demasiados cuerpos, ruidos y gritos.También había hormigas de esas que aparecen de la nada en los hombros y otras que trepan desde los dedos de los pies por las piernas y hasta mis muslos. ¿Me querían comer a mí? Yo prefiero pensar que la crema solar era lo que me convertía en comida, en un cachito de carne para darles de comer a las hormigas.
Harta de ser sólo un pienso humano, decidí volver, mirar en el espejo lo que quedaba de mi cuerpo y escribir a mano páginas y páginas de emociones fuertes. Con suerte, así volverían las olas y yo iría a verlas.

Las notas de la vida del Sur

El sol siempre arde por aquí y te deja bañada en sudor hasta que te apetece una ducha fría de verdad. La noche tampoco pierde su esplendor, deja vistas preciosas, una calma sólo interrumpida por unos grillos alegres que respetan tu silencio sin preguntar, y la brisa que mece tu pelo. Son las notas de la vida del Sur.
Días así pueden ser atroces hasta llegar a perseguir la sombra por las calles desiertas. Pero siempre acaba dando una tregua el Sol al desplegarse en los atardeceres. Atardeceres para maravillarse y recordarte lo pequeña que eres y lo mucho que has hecho. Están para recordarte la imperfección de tu condición humana y el espíritu de lucha de tu voluntad. Están para que los vuelvas a esperar cada día porque no sólo ellos necesitan que pase el tiempo sino que tú también los necesitas al abrigo de la intemperie. Los necesitas para dejar fuera la jungla, las obligaciones y deberes, la crisis, todo lo político, económico y social, lo que esperan los demás, lo que pensarán o lo que crean mejor o no para ti.
Los atardeceres están para eso: para escuchar las notas, para serenarse un poco y componer un acorde, abrir los ojos ante la sencillez que reside en la complejidad abrumadora de la vida y ser una misma con algunos destellos de luz alrededor.



Y con suerte poder terminar la noche detrás del volante cantando a pleno pulmón una canción de Kiss
sin saber del todo por qué. 



miércoles, 23 de mayo de 2012

Porque éste podría ser su plan

«...competían. Pero ¿por qué compiten?"
"Por nuestras mentes -se respondió Isidore-. Luchan por el control de nuestro yo psíquico..."»

¿Sueñan los andróides con ovejas eléctricas? - Philip K.Dick

lunes, 21 de mayo de 2012

De animales eléctricos

Cayó del cielo y entre sus manos el libro adecuado justo en el momento más idóneo.
«Él y sus ovejas eléctricas me están salvando del aislamiento y de la desconexión con el mundo.» se dijo a sí misma con una sonrisa dibujada en los labios.
Cierto era que aún quedaban esas líneas telefónicas primitivas en casos de emergencia, pero en pleno Plan B, el equipo tenía que actuar en solitario hasta que la misión estuviera a punto terminar.
Se trataba de una misión de alto riesgo, en pleno período de conflictos políticos, económicos y sociales, en la que los agentes debían guardar la calma por encima de todo. Sí, éste era un gran deber dadas las circunstancias. Debían cuidar hasta el más mínimo detalle, las señales y la información transmitida, actualizarse y mantener las conexiones al mayor rendimiento de manera que hubiese la mejor recepción posible venido el momento. La única prohibición era la de no presionar aquel botón rojo del panel de control, al menos eso fue lo que les dijeron. Tantas responsabilidades y peligros requerían un estómago fuerte y un instinto sigiloso... Por eso el silencio y la sonrisa se habían convertido en sus cómplices y fieles amigos. Eso ambos lo sabían bien.
Así con todo, la agente, con el pelo delante de los ojos entre la mente concentrada y atenta y el  lector, presionó suavemente las teclas grises que, sin obstruir la señal ni desestabilizar las ondas de frecuencia, pasaban de porcentaje de lectura.
«Más abajo, entre los restos del agua caída del cielo, le llamaban», siguió leyendo. «Ese maullar artificial no le era ajeno; el felino que reclamaba su atención tenía manchas blancas en guisa de botas de agua.»

jueves, 17 de mayo de 2012

Personne

"Je n'appartiens pas à personne d'autre qu'à moi même. Bleiberg sait modifier les corps, pas les esprits. Personne ne dicte mes actes. Je suis le capitaine de mon âme."

David S. Khara - Le projet Bleiberg

martes, 15 de mayo de 2012

Tiempos duros

La vida no es fácil, eso ya se sabía. O por lo menos lo sabíamos casi todos. Los tiempos cambian, unos son más duros, otros tan sencillos como hacer tostadas por las mañanas. Pasamos por complicaciones y por etapas de rutina total y absoluta. Repetimos actos de habla, comportamientos, ejercicios de memoria. Repetimos grandes hazañas aunque los logros parezcan diminutos. Erramos a veces y nos reencontramos más tarde. Rompemos platos y llenamos nuestra memoria interna de trofeos. Derrochamos energía, tropezamos y perdemos algo de dulzura. Derramamos lágrimas de dolor, rabia, tedio, amor y felicidad. Pero también sonreímos para mantener el tipo, seducir o ganar la batalla aunque sea frente a un niño que nos observa bien atento. Seguimos leyendo. Pasamos páginas poco a poco hasta terminar el libro. Pasamos el mensaje susurrando al oído. Gritamos de alegría o por todo el odio que nos gobierna. Ahorramos para luego perder. Viajamos sin desplazarnos. Sólo movemos un milímetro las pestañas. Escuchamos sin que nadie hable. Tocamos notas y las ondas nos atraviesan. Guardamos lo mejor para el final y bailamos un rato. La sabiduría nos hace callar y nuestro silencio es complicidad. Frases sin sentido y oraciones que detallan un mundo. El contexto se presupone sabido. La verdad está en el papel y lo dicho vuela.

Así son.

lunes, 14 de mayo de 2012

Como un camaleon

A veces, sólo bastaría con decidirlo, uno podría adaptarse al medio, de forma que la piel desnuda cambiase de color hasta desaparecer por completo.  
Lástima que el ser humano no disponga de tal propiedad.

Elle

Elle se retourne, lit quelques lignes puis perd l'appetit. Elle travaille, s'occupe à compter des mots, les changer...Elle décide de prendre un peu de plaisir durant cet après-midi qui la fait fondre. Elle joue, elle devient quelqu'un d'autre, quelqu'un de fort, de tenace, sans peur. Et puis sa continue, toujours pas faim. Heureusement, elle ne mange personne. Elle s'en est plutôt prise aux pages. Elle les avales sans mêmes les mâcher. Mais au moins, ça... Ça nourit l'esprit.

lunes, 9 de abril de 2012

Quisiera

Quisiera moldear el paso del tiempo a mi antojo. Alargar momentos y horas, eliminar otras, saltármelas...
Quizás con un reloj de arena lo podría hacer. Con suerte, con creer lo lograría, aunque igual sólo conseguiría archivar y catalogar todas esas horas en el cajón de las fantasías. ¡Vaya tesoro el de aquel que encontrara este mundo!

Pero digo yo que también podría romper ese reloj e inundar de arena el camino para acercar el mar, su olor a sal, su suave briza que pasa sus dedos por mi pelo y sus olas que acaban en mi piel.

O quizás sería más fácil añadir kilómetros de raíles a este tren miniatura para que me llevara hasta él.

lunes, 2 de abril de 2012

Miedo

Volver a tener miedo como en la noche antes de un examen, solo que ahora las reglas son bien distintas. Ya no sé en qué lengua hablar ni sí la conexión irá bien. No sé nada salvo de la presencia de ese miedo que enlaza sus raíces alrededor de mi cuello.

viernes, 27 de enero de 2012

Inertia

Los días se convierten en noche, y la noche envuelve mi horas. He cambiado la luz natural por la de tres lámparas, unas cuantas ampollas de luz eléctrica y un destello que emana de la pantalla. El desayuno ya no tiene sentido y he cambiado la bebida caliente de la noche por un bol de cereales. Vivo cuando ellos duermen. Pienso por fin cuando nadie está.
A veces hay que aparentar ser persona, seguir la dinámica de grupo, despertar con el sol que calienta las mejillas, pasar por agua, subirse a unos tacones altos, pintarse de rojo los labios, alzar la voz y aguantar hasta que el cuerpo, aún despierto, empieza a vacilar. Se tambalea, no tiene sueño. Se vuelve a tumbar, sigue aguantando, y todo porque el cerebro quiere más. Sí, siempre quiere más palabras.

"Awake I lie in a morning's blue"

miércoles, 11 de enero de 2012

Un poco de imaginación

Transportada dentro del mismo momento, dejé la gélida noche sobre cuatro ruedas para encontrarme bajo una suave lluvia, que ni fría ni cálida, iba impregnando mi piel. Con los ojos bien abiertos, atentos a los detalles, bebía de las palabras y de tus gestos. Se convertían, con un poco de imaginación, en hechos. Hechos y fantasía con los que, por unos instantes, volvía a soñar. Nadaba entre las gotas de lluvia y la cima de las nubes, rozando las copas de los árboles y siguiendo el curso de los ríos. Desplegaba  mis pesadas alas, las hacía batir con fuerza, ganaba velocidad y altura para luego seguir planeando con suavidad. Volvía a volar. Y sí, todo con un poco de imaginación.