Últimamente da igual que sea domingo, lunes o miércoles.
Las noches como ésta se parecen, se alargan, solas, sin dormir, sin agotamiento del cuerpo ni de la mente, sin que se haga de día, pero pasando de las tres de la mañana... con miles de recuerdos, palabras y consejos, algunas fotos, multitud de sonidos, el sabor de unas gotas de chocolate con trocitos de plátano en el helado, con los 36 proyectos anotados en dos trozos de papel, la arena entre los dedos de los pies, la carretera delante, mis ganas de aprender...
Era domingo, aún no he pegado ojo, mañana empieza la semana y los minutos siguen pasando. Me ha vuelto a entrar hambre pero no queda leche casi, como siempre, y las últimas galletas ya me las he comido hace tres minutos o más de veinte. Quiero seguir escribiendo pero una vez más el sueño va apoderándose de mis ojos que se van cerrando, muy a pesar de no tener ninguna razón para hacerlo.
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